Desterremos de nuestro discurso la frase: “hay que esperar a que madure”
Cuando una familia llega a una consulta para diagnosticar la dislexia es frecuente que explique que en la escuela le han dicho siempre estas frases: “hay que esperar a que madure” o “ya madurará”. Año tras año sucede lo mismo, y como consecuencia de estas palabras, los niños que tienen dificultades en la lectura o el cálculo quedan expuestos a una espera dañina. Dañina, porque las consecuencias de esta espera son demoledoras. Recordemos que los niños que sufren dislexia desarrollan problemas de atención, de motivación, planeaciones suicidas y bullying.
El cerebro humano no madura, sino que aprende. Y como consecuencia del aprendizaje, madura.
Si leemos el sexto capítulo del clásico “Mente en Sociedad:El desarrollo de los procesos psicológicos superiores” de Vygotsky sacaremos como conclusión la frase que he destacado, puesto que la maduración llegá como consecuencia del aprendizaje. En palabras textuales de Vygotsky “el proceso evolutivo va a remolque del proceso de aprendizaje” (página 139)
Es verdad que el aprendizaje no equivale a desarrollo, sin embargo Vygotsky apostilla que “el aprendizaje organizado se convierte en desarrollo mental y pone en marcha una serie de procesos evolutivos que no podrían darse nunca al margen del aprendizaje.”
Solo podemos concluir en la urgente necesidad de desterrar que “hay que esperar a que la maduración llegue” de nuestro discurso pedagógico entre maestros/as y padres/madres. Esperar a la maduración del niño es dañino. Las frutas maduran solas, en cambio, los cerebros humanos, en interacción con otras personas aprenden y gracias a ese aprendizaje pueden alcanzar estadios de desarrollo superiores.